EN LOS RÍOS DE LA POLÍTICA

EN LOS RÍOS DE LA POLÍTICA

Por

Mario Góngora H.

La turbulencia de los ríos de la política en nuestro país se percibe cada vez más a raíz de los que deben ser castigados y no lo son, y el que es castigado porque es culpable y se dice y se siente inocente; que al cometer un delito piensa que está haciendo lo correcto.

Existe aquél que sintiéndose más importante que el Papa, reniega inclusivo de Jesucristo, que tocó el corazón de nosotros en todo el mundo, olvidando que para ser líder, no hay que situarse en alguna cumbre para llamar desde ahí a los demás, sino es aquel que desciende a donde ellos están y con ellos comparte placeres y penalidades.

Es imposible que un líder pueda esperar tener seguidores si piensa mal de todos. Cada pensamiento que tenemos ya sea sobre nosotros mismos o sobre los demás, tiene un efecto dramático. Si esperamos algo malo de los demás, eso será lo que obtendremos. Si esperamos lo bueno, lo bueno nos llegará.

Mientras todos seamos enemigos de los demás no existirá un buen gobernante. Existen personas buenas y nobles todavía, si solo empezamos a reconocer el mérito ajeno. Si todos somos enemigos jamás se realizará progreso alguno. Es imposible tener logros si siempre tenemos que cuidarnos de vecinos, competidores, gobernantes y hasta de parientes. Edificar nuestra vida sobre la confianza y la fe en los demás es el inicio del  país que ya merecemos.

Y la filosofía de la armonía, de fondo, está basada en la amistad sincera. Ser un buen amigo no es nada fácil. ¿Qué tanto estaríamos dispuestos a sacrificar o darle al que le decimos amigo? La amistad no depende ni del capricho ni de la imaginación, sino del carácter, y así, como ya lo mencioné en alguna otra ocasión, ningún pobre puede dejar de considerarse rico sin tiene un buen amigo, y no existe rico que no le podamos llamar pobre si le faltan amigos. La verdadera amistad entre las personas así como entre las naciones es leal en la adversidad y la amistad no puede existir sin un afecto sincero y un auténtico desinterés, aunado todo a un claro discernimiento. De un amigo he aprendido que el mejor signo de amistad es señalar los defectos en privado, y hablar de sus virtudes en su ausencia.

Por mucho o poco que logre una persona, siempre estará sujeta al veneno de la envidia. Los ataques a la reputación de una persona y las mentiras a medias buscan la ruina del espíritu y del cuerpo. Debemos buscar las buenas cualidades de los demás entre amigos, conocidos y hasta entre los políticos. Para encontrar y descubrir sus fallas no necesitan de nosotros.

Nuestro país será un infierno si nadie confía en nadie, si nadie tiene fe en sus semejantes. Si es inevitable vivir entre nosotros, al menos debemos confiar en los demás.

Aún en la política, un verdadero gobernante, así como un buen amigo, es aquel que nos ayuda a externar lo que hay en cada uno de nosotros aumentando la confianza en nosotros mismos.