LA VERDADERA HUMILDAD
Por
Mario Góngora H.
Un diccionario nos explica que “la humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento. El término proviene del vocablo latino ‘humilitas’ y ser humildes representa la ausencia de soberbia”
La verdadera humildad consiste en no estimarnos en más de lo que somos ni en más de lo que valemos. Nuestro ego, nuestra vanidad, nuestro orgullo y nuestra soberbia, son nuestros peores peligros y enemigos, así como también lo es la auto alabanza.
El orgullo del ser humano es más peligroso entre menos fundamentos tenga. Entre menos cualidades tenemos, más presumimos de ellas. Y así es usual darle crédito a nuestras habilidades por nuestros éxitos, y atribuimos nuestros fracasos a otras personas o a la mala suerte. Pero la llamada mala suerte es en la mayoría de los casos solamente una excusa de nuestras malas decisiones.
A nadie le hace daño reconocer sus limitaciones. Y existen peores limitaciones que querer hacer algo y no poder hacerlo, esto es, en deber hacer algo y no hacerlo pudiéndolo hacer.
En la verdadera humildad encontramos que el que pensamos que nada sabe, suele enseñarle algo al que cree que todo lo sabe. Y así encontramos que vagabundos, mendigos y personas sin hogar, ofrecen grandes lecciones de vida. Aquellos que saben valorar la vida al margen de riquezas y posesiones. No hace mucho conocí un vagabundo conocedor de varios idiomas además del Español, como Francés, Inglés, Hebreo y Arameo. Es común encontrar personas en estas condiciones mucho mejores que nosotros. Al aceptar su superioridad sobre todo en filosofía de vida, nos iniciamos en la verdadera humildad.
La que suponemos es sabiduría y el poder que algunos poseen, principalmente políticos, están basados en nuestra credulidad. Pensamos que saben y que tienen todo el poder, pero otra es la realidad. Así mismo podemos afirmar que el total de nuestras falsas creencias excede por mucho, la realidad de los que nos gobiernan.
En la verdadera humildad podemos reconocer en nosotros mismos que nada hemos logrado completamente ni en plena perfección.
Solamente el trastorno mental que trae la vanidad puede inducir al ser humano a creerse mejor que otros, pero esto es solamente por la posición que la dan algunas circunstancias específicas.
Según dijo Christian Johann Heinrich Heine (1797-1856) ensayista alemán del siglo XIX, “…disputaban los peldaños de una escalera portátil y los superiores decían a los inferiores: no os hagáis ilusiones, no sois nuestros iguales, vosotros os encontraís en el fango mientras nosotros dominamos el espacio”. Sin embargo, en la verdadera humildad sucede que de pronto, la escalera es invertida y los de abajo quedan arriba….