LA VIDA

LA VIDA

Por

Mario Góngora Hernández

¿Podríamos afirmar que el fin del universo es tener y mantener la vida? Difícil de responder, pues no hemos podido encontrarla además de en nuestro planeta, entre trillones de galaxias.

 Pero sabemos que vivimos si podemos tener conciencia de nuestra alma. De hecho, la vida es la chispa que dispara y enciende nuestra imaginación. Es la que nos permite razonar e impulsa nuestro espíritu a querer, sentir, o ambicionar. Y es el espíritu de  la verdad la que libera al hombre y le permite ser lo que quiere ser.

Por muy mal que nos haya ido en la vida, al menos todos hemos tenido al menos un momento de felicidad, y si estamos vivos es realmente un gran don, y necesitamos celebrar la vida con alegría. Y la forma en que la percibimos toma la forma de nuestros pensamientos. Podemos escoger verla y sentirla alegre, brillante y agradable, o por el contrario, obscura, deprimente e injusta. Lo bueno, es que esto es opcional. ¿Decidimos que sea llena de placer o de dolor?, considerando que lo que a unos les parece malo y desagradable, a otros les puede parecer agradable y bueno. Mucho depende del pensamiento. Cada quien encuentra lo que busca.

Para que la vida sea realmente agradable es importa siempre hacer todo lo mejor que podamos, aunque sea más sencillo hacerlo solo porque tenemos que hacerlo. Quizá la vida fuera más fácil si valoramos las bendiciones en lugar de las penalidades. Aceptar la vida tal cual es y considerar todo lo que nos pasa como parte natural de la misma es “el camino” o el Tao, como lo llamarían algunos.

La vida es un privilegio y los días brillan como si fuera primavera aún si es invierno. En la actualidad las inagotables fuentes de saber están a nuestra disposición y más allá de cualquier problema, es absolutamente seguro que podemos vivir con la felicidad a disposición.

Las oportunidades son hoy, y la voluntad con paciencia es la que se demuestra con hechos y no con palabras. “Acta non verba”. Estemos contentos con estos tiempos que nos tocaron vivir, no por sus vicios, sino por su energía, por sus posibilidades. Cada segundo de nuestra vida es una oportunidad de un futuro brillante.

El miedo a la vida es solo de aquellos espíritus enfermos. Cada hora es una promesa. Es importante amar la vida con todas y cada una de sus consecuencias. Lo principal es hacernos fuertes ya que en todo en lo que trabajemos estará a nuestro alcance de lograrlo. Si deseamos vivir hay que tener entusiasmo en todo lo que hacemos entendiendo que no hay mejor riqueza que la vida misma con todo el poder de sentir, amar y reconocer todo lo bueno.

Un desconocido escribió alguna vez: “…amaba al mundo, lo acepté tal como era y procuré crearme ahí mi paraíso”.