Por
Mario Góngora H.
Al recorrer nuestro camino en la vida, encontramos que está lleno de obstáculos, y mientras avanzamos generalmente en forma precipitada, perdemos la oportunidad de ver cosas bellas, así como lo valioso de algunas otras que hemos buscado y esperado por mucho tiempo. Y nunca falta quién, más observador que nosotros, aproveche los tesoros que hemos dejado pasar.
Muchos ni voltean a ver lo bueno que se encuentra frente a sus ojos, pensando que lo mejor está siempre más adelante. Sucede como con muchos jóvenes que esperando la pareja perfecta, no logran sentir que frente a ellos se encuentra esa persona, y en su eterna búsqueda terminan encontrando solo la infelicidad, y hasta la infidelidad.
Si dudamos ante las oportunidades que están presentes, otros vendrán y se aprovecharán de ellas. La vida se ha vuelto tan competida que mientras una persona se encuentra pensando que no se puede hacer algo, llega otra que lo hace.
Las oportunidades son como los mosquitos en una selva, siempre estamos rodeados de ellas. Lo único que necesitamos es continuamente estar alertas para detectarlas y examinarlas, para evitar que escapen. El que llega primero es el que gana. Y ese es el secreto del éxito, estar siempre listos para cuando se presente una oportunidad.. Al igual que el tiempo perdido, una oportunidad perdida jamás se recupera.
Tarde o temprano todo ser humano se encuentra frente a frente con su oportunidad. Si la aprovecha, tiene en sus manos la llave del éxito. Lo malo es algunos la encontramos demasiado tarde. Sin embargo, nuestra falta de acción ante una oportunidad muchas veces se debe a nuestra baja estima. Siempre pensemos en nuestra dichas presentes y nunca en nuestras desgracias del pasado, las cuales no tenemos para qué recordarlas.
Para aprovechar las oportunidades es necesario ver las cosas por su mejor cara, dejando el pesimismo y nuestros temores a un lado. El aprovechar circunstancias que otros ven como negativas, en el momento preciso y oportuno para obrar y aprovechar. Lo único positivo de perder una oportunidad es que se gana una lección, un aprendizaje. Así mismo, nunca debemos dejar pasar una oportunidad que nos haga felices, aunque a los demás no les guste.
Las oportunidades son como los autobuses, nunca se presentan cuando más llueve.
Existen dos oportunidades que no se deben aprovechar, una es la oportunidad de hacer el mal, y la otra, la que atinadamente dice la frase…”Si estás casado y tienes la oportunidad… ¡¡corre!!.
Siempre debemos recordar de “beber de la fuente cuando tenga agua, no cuando tengamos sed…”
