Por
Mario Góngora H.
A todos nos toca alguna vez. ¿Los tiempos son malos?, ¿no hay dinero suficiente?, ¿todo está caro?. Nada de esto debe sorprendernos, sino es meramente un aviso que debemos trabajar más. Nada ganamos con ponernos tristes, ni mucho menos con culpar a los demás de nuestra situación. Un pajarillo en las mañanas no dejará de buscar su comida aunque ésta esté escasa.
También ocasionalmente no podemos ver el sol, pero los días nublados no son eternos. Si dejamos de verlo es porque una nube lo ocultó temporalmente, o porque cayó la noche, pero estemos seguros que llegará la mañana. La esperanza nunca muere, aunque en ocasiones por nuestras dudas y temores, la tengamos escondida. De hecho, nos hacen más bien los malos tiempos que los buenos, ya que el aprendizaje de los tiempos adversos va directo a fortalecer nuestro espíritu. Cuando son buenos, la ganancia es solo económica.
Así, cuando nos va mal, no debe ser visto como mala suerte. Al contrario. Cuando se sufre, se aprenden las lecciones de la paciencia, de la esperanza, del valor, de la fe y hasta del amor.
Si somos perseguidos y estamos en lo justo y cierto, las derrotas no son de importancia, aunque aquellos que nos las inflijan sean poderosos, porque tan seguro que después de la tormenta viene la calma, al final de cuentas triunfará quien tenga la razón. El sufrimiento saca a flote la grandeza del alma.
En realidad no importa cuán difícil haya sido nuestra existencia ni qué tan mal vayan las cosas, pues todos podemos recordar alegrías y momentos felices. Todos tenemos triunfos y errores. Y que nos vaya bien no depende de tener un criterio infalible y libre de errores, sino del valor de experimentar y aprender de los errores que cometemos, los cuales contribuirán a nuestra excelencia. Son pocas las cosas que se pueden aprender bien sin haber experimentado y fracasado. No existe un verdadero aprendizaje sin haber fallado, sin haber hecho algo mal antes.
Cuando las cosas van mal es importante estar conscientes que somos libres, que tenemos nuestro lugar en este mundo, que somos dueños de nuestros pensamientos y que en realidad nada debemos temer. El simple hecho de estar vivos es ya un gran regalo.
“La vida es rara con sus vueltas y tumbos, como todos muchas veces comprobamos. Y muchos fracasos suelen suceder, aún pudiendo vencer, de haber perseverado….Cuando las cosas van mal, recuerda que siempre pueden ir peor”.
Cuando las cosas van mal, debemos recordar que también, nuestros sentimientos pueden distorsionar la realidad. No es lo mismo lo que sucede, que la forma como lo percibimos, por lo que necesitamos entender lo que realmente está sucediendo, para poder corregir.
