SOLO POR UN MES

 

Por
Mario Góngora H.

Creo que muchos de nosotros pensamos y sabemos que todo lo que hagamos en esta vida tendrá una repercusión en la siguiente. En consecuencia, lo bueno que queramos hacer por nuestros semejantes hagámoslo hoy, sin dejarlo para después.

Esta es una propuesta para que todos hagamos conciente, solamente por un mes o 30 días, el matizar nuestros pensamientos con la bondad, con la protección a los demás, con un espíritu de servicio y determinación en forma de acciones concretas.

Se trata de levantar el ánimo de nuestros semejantes hasta donde nos sea posible, haciéndolos sentir mejor cuando estén en contacto con nosotros. Es imprescindible radiar felicidad y buen humor, esperanza, buena voluntad, reflejando nosotros mismos el gozo de estar vivos. Gozando el presente al máximo, sin esperarnos al día de mañana para empezar a sentirnos felices.

El odio, la malicia, la envidia, los resentimientos, la ira, son los venenos más terribles de la humanidad. Si los dejamos que tomen el mando sobre nosotros, envenenarán nuestra sangre, nuestra comida, nuestros esfuerzos. Nos llevan al fracaso, nos quitan amigos, nos dejan sin esperanza, nos restan energía y seguramente acortan nuestra vida.

Entonces, tomemos desde hoy la determinación de ser bondadosos, sinceros, optimistas y dispuestos a ayudar a los demás. Solo hagámoslo por un mes para saborear todo lo positivo que nos deja a nosotros mismos vivir con dicha actitud.

Descubriremos durante este mes, que de pronto amaremos más la naturaleza, a los niños, las flores, los árboles, los días brillantes y los nublados. De pronto nos damos cuenta que la única manera de saber lo que es la felicidad, es haciendo feliz a alguien más. Descubriremos que esto es lo único capaz de volver placentera la vida.

Antes de que termine el mes, ya nos habremos dado cuenta que la bondad es mucho más fuerte que la maldad; que el amor es más fuerte que el odio; que el desapego es más fuerte y satisfactorio que el egoísmo y la codicia. La música más armoniosa no es la que escuchamos en los conciertos, sino es la voz humana cuando expresa palabras de verdad, de valor y de bondad.

Normalmente algunas personas luchan por querer volver bueno a todo el mundo. Sin embargo, nuestro deber y nuestra obligación es volvernos buenos a nosotros mismos. Para los demás, tenemos una obligación y un compromiso: hacerlos felices cuando esté a nuestro alcance hacerlo.

No existe felicidad comparable con el poder hacer feliz a alguien. “Ningún otro placer puede compararse con la felicidad experimentada al olvidarse a sí mismo, por la felicidad de los demás”. En realidad, no se requiere mucho esfuerzo lograr esta propuesta, solo basta con intentarlo todos los días por un mes.