UN CRIMEN SIN PRECEDENTE
(Siendo víctima el señor Genaro Góngora)
PRIMERA PARTE
Por Mario Góngora H.
NOTA: Este relato es verídico y tomó décadas el armar el cómo y por qué se llevó a cabo este homicidio, pero aunque los responsables materiales e intelectuales seguramente ya sufren de la justicia divina, la justicia mexicana nunca los tocó por influencias, por el poder político que tenían en el gobierno, en el comercio y en la sociedad. Ahora tendrán que padecer de la justicia moral y social de la historia. Por décadas, la familia estuvo amenazada, de que así como habían asesinado a Genaro, si se intentaba investigar el crimen, los hijos de Victoria, esposa de Genaro, también serían ejecutados. Y no se trata de Genaro el Sr. Ministro, sino de su abuelo, nuestro abuelo. Los nombres de los autores intelectuales causarán todavía, después de casi 90 años, cierto revuelo y escándalo en nuestra sociedad, en el mundo del comercio y sobre todo en el mundo de la procuración de justicia, en el que todavía se admiran famosos personajes penalistas.
“Un crimen sin precedente, siendo víctima el Sr. Genaro Góngora” se leyó en primera plana, en El Correo de Chihuahua, diario local, aquel martes 22 de septiembre de 1925, aunque el asesinato se había llevado a cabo el domingo anterior, 20 de septiembre del mismo año, a las 4 de la tarde. Continuó el diario diciendo: “Con un pica-hielo fue asesinado el conocido industrial que tenía su negocio y sus fincas en la Colonia Industrial del Santo Niño, en donde era muy apreciado.”
Dadas las múltiples ocupaciones de Genaro, con el Hotel Góngora y su servicio de “equipajes” o carga ligera, ubicado frente a Estación Talleres del ferrocarril, por la ahora Av. de las Industrias, en la parte trasera del Centro de Convenciones, donde por cierto se hospedaron los primeros menonitas llegados a Chihuahua, así como la tienda La Victoria, una tienda de abarrotes ubicada en la Av. Hidalgo esquina con la ahora Av. H. Colegio Militar, a un costado del cine Alejandría, así como su tienda con Dulcería y Novedades de la calle Aldama y 7ª, Genaro diariamente leía el periódico hasta por las tardes, en la esquina de la tienda La Victoria, en la colonia Industrial.
Y así, el domingo 20 de septiembre de 1925, Genaro se encontraba leyendo como era su costumbre, el periódico afuera de la Tienda la Victoria, después de comida, cuando de acuerdo a declaraciones de los testigos Eduardo Terrazas y otro de apellido Loera, una señora de nombre Natalia Torres de Rodríguez, lo llamó por su nombre y éste al bajar el diario, recibió sorpresivamente un certero golpe con un pica-hielo a la altura del esternón, “tocándole el corazón por la dirección oblicua en que fue dirigido el golpe…”
Genaro, quejándose del dolor, solo alcanzó a dar unos cuantos pasos antes de desplomarse. De estos hechos tomó conocimiento el señor Tito Valdivieso, de las autoridades o “5ª Demarcación”, levantando el acta correspondiente.
Inmediatamente, la autora del crimen fue a esconderse a las grutas de Nombre de Dios, mientras el esposo, de nombre Ramiro Rodríguez, en lugar de acompañarla, tomó un taxi y dirigiéndose el centro de la ciudad, fue a reportar a los autores intelectuales que el asesinato se había consumado. (Continuará)
