Por
Mario Góngora H.
Recientemente nos han dicho que la única forma de resistir los peligros de las influenzas es que debemos estar vacunados contra dicho mal. El gobierno y los médicos nos urgen a vacunarnos contra la influenza estacional, y cuando se nos avisa, también contra la aviar. Se nos previene que debemos tener defensas contra estas enfermedades.
De antemano se sabe que muchos doctores no estarán de acuerdo con las siguientes afirmaciones, pero así está el mundo: los que introducen motores eléctricos para automóviles son rápidamente silenciados y bloqueados por las grandes compañías petroleras. Si alguien descubre algún buen remedio contra el cáncer, las farmacéuticas rápidamente lo acallan, los persiguen y hasta quieren encarcelarlos. Algo así le sucedió a aquel gran inventor Nikola Tesla.
Ahora, fuera de las compañías farmacéuticas y de algunos médicos que reciben comisiones por lo que recetan, sabemos que muchas veces dichas vacunas provocan más daño que bienestar y protección. Lo sé, pues una persona muy cercana al que escribe, desarrolló una neuropatía y lleva varios años sufriendo la consecuencias a raíz de una de estas vacunas.
Sí, muchas veces son tóxicas pero se nos dice que la causa más frecuente de muerte son aquellas enfermedades que son prevenibles. Sin embargo, a pesar de la vacuna, el virus (Orthomyxoviridae) ya se le adelantó a la vacuna, mutando y no protegiendo adecuadamente. Las vacunas son producidas con suficiente tiempo, pero pronto son obsoletas para proteger efectivamente.
Quien piense que las vacunas son “seguras” por sus ingredientes, debemos saber que la cepa se prepara en huevo, intestino de cordero, etc. Se usan potentes conservadores para prevenir la contaminación de la preparación de bacterias y hongos. Algunos conservadores son cancerígenos, según listado del EPA (Environmental Protection Agency) norteamericano. Algunas vacunas contienen virus “atenuados”, los cuales causan síntomas similares a la enfermedad.
Algunos de estos elementos son el Flurivin (Medeva Pharmaceuticals), con algunos antibióticos, como la neomycina, y podría mencionar muchos ingredientes más. Otro es el llamado Flushield (de Wyeth-Ayerst) cuyo contenido es también alarmante
En los estados Unidos las estadísticas nos muestran que solamente el 40% de los involucrados en el medio de la salud se aplican la vacuna…y mientras en seis provincias canadienses se prohibe la vacunación contra la influeza. (Quebec, Ontario, Alberta, Saskatchewan, Columbia Británica y NuevaEsocia).
En una próxima contribución, veremos algunas formas de prevención contra este mal
