EL FRACASO ES TEMPORAL

Por
Mario Góngora H.
La incredulidad, la indiferencia e injusticias que encontramos muchas veces, también las han encontrado muchas otras personas. Esos fracasos temporales son parte del precio que pagamos simplemente por existir.

Cada vez que amanece, es en realidad una nueva oportunidad que se nos da para cumplir con la misión que cada uno tenemos. Por tal motivo es importante empezar a hacer algo bueno, a hacer algo mejor, a probar de nuevo. Si reconocemos y reflexionamos sobre los fracasos que hemos sufrido, seguramente serán una buena guía para poder llegar al éxito.

Ya sabemos que si decimos “no puedo”, ese precisamente será el resultado, pero esta es una expresión o confesión de cobardía que nos quita las cualidades que poseemos y nos lleva a la desesperación.

A pesar de todo obstáculo, tarde o temprano el mundo nunca dejará de reconocer que un hombre es verdaderamente un hombre si lo ve atreverse a luchar. Una firme voluntad es un don que nos proporcionan éxitos y alegrías y nos hace mas ligera la carga de la vida.

La fe, el creer en algo o en alguien, es un tesoro que ya pocos poseen, pues en general con el pensamiento y las actitudes actuales muchos encuentran que la vida no es una cosa muy placentera. Sin embargo puede ser convertida en algo muy agradable si entramos en sintonía con todo el universo, lo cual puede sonar utópico, pero es muy real y sencillo de lograr.

El fracaso solo se vuelve temporal cuando evitamos entrar en la inercia, la cual es una enfermedad tan vieja como el mundo y los que la sufren no se dan cuenta de que la tienen.
Una forma de inercia se da en el hombre de negocios que siempre ha progresado muy positivamente, y por lo mismo afirma que cerrará sus oídos a los que le aconsejan cambios para ser todavía mejor. Esta es una forma de inercia. Les pasa lo que en la metáfora del reloj que dijo cierto día “¿Para qué seguir andando si siempre soy exacto? Y dejó de andar…”

Es muy fácil no utilizar las experiencias de nuestros aprendizajes pasados en nuestros fracasos. Es fácil resistirse a seguir adelante mejorando, pero si abandonamos todo esfuerzo, es imposible evitar regresar a ser mediocres y permanentemente fracasados.

El fracaso bien utilizado en una enorme fuente de conocimiento. Y también necesitamos la fe, no únicamente en los aspectos religiosos, sino también en nosotros mismos, en los demás, en muchas de nuestras ideas, en los medicamentos que tomamos y en muchas cosas más. No recuerdo cuál de los antiguos filósofos dijo: “por falta de fe perdemos la oportunidad de conocer muchas cosas divinas…”

El universo nos ha provisto de lo necesario para asumir las responsabilidades con las que tenemos que enfrentarnos a la vida y a nuestros fracasos