LA INCONFORMIDAD

Por: Mario Góngora H.

Con frecuencia se nos dice que la inconformidad no es buena, pues nos hace infelices. Sin embargo, afortunadamente es necesaria para el bienestar de la persona. Parte de lo que nos hace humanos es no estar satisfechos; es necesitar algo que no tenemos y deseamos, sobre todo en el aspecto espiritual.

El hombre no conseguirá nunca levantarse del suelo si no hace nada. Pero sí conseguirá encontrarse en un nivel más alto auxiliado por un esfuerzo poderoso y continuo con el que conquistará lo que desea. El hombre de aspiraciones hará progresar el mundo; el arte, la ciencia, la convivencia.

Muchas veces lo que más deseamos, como el dinero, las comodidades, la fama, los honores, el poder, los placeres, la sabiduría no necesariamente es lo que más nos conviene si el alma está vacía.

Sin embargo existe algo que nos ayuda a lograr lo anterior, pero como consecuencia de nuestra forma de pensar y de ser, de cultivar en forma seria el espíritu, el que debe ser tratado como si fuéramos un fruticultor y el espíritu fuera nuestra planta predilecta. Esto se logra arrancando todo lo que nace a su alrededor y que le quita vida, para dejarlo dueño absoluto de los principios nutritivos del terreno del alma.

La inconformidad con nuestro estado espiritual es la corriente incesante que impide a la energía estancarse y que combate la inercia. Es el generador de la acción, del análisis interno y de una buena vida. Estimula al pequeño a hacerse grande y al grande a ser aún más grande.

Quien está satisfecho con su estado espiritual actual, nunca lo podrá mejorar. Hacer y ser lo mismo hoy lo que hicimos ayer, y este año y el año pasado es retroceder. De poco le sirve a la humanidad que los hombres hagan hoy lo mismo que ha venido siendo sin darse cuenta que hoy es un nuevo día para el cultivo del espíritu.

La vida es comparable a un camino está hecho precisamente para caminar, no para dormir sobre él. Para fortalecer día a día el espíritu.

El estar conformes es la polilla que corroe nuestro avance para el conocimiento del Creador y su Creación. Que ni lo placentero de nuestra vida y todo lo que nos rodea nos lleve a la inercia de solo desear ‘existir’.

No sigamos ciegamente precedentes que nos conduzcan a un pasado muerto y vacío. Estudiemos más, aprendamos más, meditemos más, hagamos más oración, busquemos más la verdad sin dejar escapar ninguna oportunidad para elevar el espíritu.

Seamos inconformes pero llenos de buena voluntad y esperanza.

Ni el fatalismo ni la mala suerte existen. Los que abandonan su espíritu son la carne de cañón en la lucha por la vida