EL MEJOR LADO
Por
Mario Góngora H.
Instalarse el hábito de siempre ver las cosas del lado bueno es una de las mejores cosas que podemos hacer. Es más importante quizá que tener mucho dinero. Todos los seres humanos llevamos dentro de nosotros la posibilidad de sufrir o estar alegres. De hecho, es una decisión personal. Si se es crónicamente infeliz, es por voluntad propia.
Como en un jardín en que se erradican las malas hierbas para llenarlo de flores, nuestra mente debe prescindir de todo aquello que no dejará crecer los pensamientos optimistas. Pero si nos concentramos en nuestras desgracias pasadas que no hay para qué recordar, las dichas presentes que normalmente son muchas, no nos darán alegría alguna.
Se trata de buscar los lados más placenteros de las cosas, su mejor lado, y mantener nuestra vista y nuestro camino siempre en esa dirección. Pero es común que muchas personas sufran por sus penas pasadas, por las presentes y todavía por las que pudieran estar por venir. Si pasada la tormenta sale el sol, si pasada la noche llega la luz, tengamos la fe y la seguridad que todo siempre cambia para bien.
Es cierto que muchos nos quejamos, sufrimos y nos mortificamos hasta por cosas inexistentes; viendo y sintiendo las cosas objetivamente, las cosas no son tan malas como dicen ni como parecen, por lo que nunca nos pongamos en las sombras en lugar de la luz, ni en lo triste y negativo en vez de lo claro y lo brillante; ni en las penalidades en vez del esplendor de la vida.
El optimismo en exceso tampoco es bueno, pues de él vienen las más terribles decepciones. Sí, siempre debemos confiar en el triunfo y en el éxito, sin dejar de tomar las precauciones ante los peligros que hay que correr, pues es la única forma de evitarlos.
El mejor lado depende de nuestra voluntad y de ahí nuestro destino. Todo pensamiento es una fuerza grande o pequeña, y esa fuerza trabaja a favor o en contra nuestra. Y es nunca olvidando nuestros objetivos, que dicha fuerza trabajará a favor nuestro. Si pensamos en los resultados, es el inicio para agrupar esa fuerza para que funcione cada vez más, en nuestro provecho.
Si le entregamos al mundo lo mejor de nosotros, el mundo nos regresará lo mejor que tiene que ofrecer. Tengamos fe en el futuro y encontraremos muchas almas que tengan fe en nuestras palabras. Conservemos a toda costa nuestras ilusiones y no tomemos la vida por su lado malo. Solo así habremos aprendido el arte y la ciencia de ser felices. Amar a la humanidad involucra compadecerla por el involucramiento de algunos de sus elementos en la corrupción, por ejemplo. Compadecerlos en lugar de odiarlos. Sin embargo, debemos ser justicieros con nuestro espíritu, pues nunca sabemos qué tan pronto nosotros tendremos que pagar una injusticia.
Podemos estar molestos porque algunas flores tienen espinas, o contentos porque las espinas tienen flores. Vivamos, amemos, y riamos ahora, pues llegará el día en que ya no podamos hacerlo nunca más
