REFORMAS SOCIALES
Por
Mario Góngora H.
Las reformas sociales cuando se llevan al extremo no producen evolución o avance alguno. Solo nos traen la violencia, la confusión y obviamente buenas dosis de corrupción. Y es el orden, no la confusión el principal dominante en el universo (independientemente de la Teoría del Caos).
Todos sabemos que la justicia es el alma y la esencia de la vida. La rectitud es la fuerza motriz en lo que debemos considerar el gobierno espiritual del mundo. De los muchos revolucionarios a quienes hemos oído hablar a toda hora, de libertad , organización y renovación social, encontramos que como los “buenos” políticos hablan de reformas por mero negocio e interés, y en cada ocasión que los oímos hacer tanto ruido, nos hacemos la ilusión de que la gente al fin va a despertar.
Aunque nadie lo considerará posible, las mejoras sociales con mejores prospectos de éxito no se han intentado todavía. Se trata de la reforma personal, individual, y no la del mundo o el país. Es evidente que nuestros actuales gobernantes se han echado a dormir y que gobernaron y gobiernan sin equidad. Y teniendo estos antecedentes les es fácil a los “reformadores sociales” radicales poner en peligro todas nuestras libertades.
Nuestro peor mal es buscar remedios ya intentados en otros lados que no han dado resultado en esos países, así como rechazar remedios sencillos de eficiencia probada. Ya se ha derramado demasiada sangre para quitar a las élites dominantes y esto no ha servido más que para criar otras que han acaparado las riquezas y el poder sin que siquiera tengan mayor capacidad o inclinación para ayudar el prójimo, o al progreso colectivo.
Ningún individuo ni ningún grupo político o agrupación “liberadora” puede estar engañando a los demás eternamente. Tarde o temprano los engaños son descubiertos y reclamados, provocando con esto las represiones sociales más sanguinarias nunca conocidas. No deben existir las ventajas injustas, engaños, ni amenazas de una ni de otra parte, si se pretende llegar a un entendimiento entre las diferentes clases sociales.
Estoy seguro que los que promueven sistemas económicos imposibles pueden tener buenas intenciones, pero los hechos demuestran que no tienen buena cabeza por falta de información. El problema es que aun viendo los resultados funestos de lo que pregonan , se encaprichan en seguir el mismo camino. No recuerdo el nombre del escritor que afirmó que “en la última fase de su evolución, el extremismo resulta más del dominio de la patología mental que del de la política….” Y así lo vemos en el caso Trump y seguidores, con algunos grupos de musulmanes; y en los que se siguen aferrando a sus muy particulares izquierdas.
Las enfermedades políticas se siguen tratando con remedios antiguos para hacerse del poder o no perderlo. En todo cambio de reino a república, de república a dictadura vemos millares de vidas perdidas, y en esta última, todavía vemos correr sangre con demasiada frecuencia.
Intentemos pues, la reforma personal.
