EL REGALO PARA TODO EL AÑO

EL REGALO PARA TODO EL AÑO

Por

Mario Góngora Hernández

El intercambio de regalos ha venido a significar una de las actividades más importantes en las navidades modernas. Aunque este exagerado énfasis en regalar es relativamente reciente, iniciándose hace poco más de 150 años gracias al incremento en los niveles de prosperidad de Occidente, pronto olvidamos que regalamos conmemorando el supremo regalo que Dios nos dio hace ya más de dos mil años: su único Hijo. Dicho regalo incluyó otros regalos inigualables, como el de la vida eterna, entre otros.

Aunque muchos regalan por compromiso, regalamos imitando la primera Navidad, poniendo énfasis en el regalo desinteresado, el cual otorgado de esta forma, satisface nuestra propia felicidad al hacer felices a otros. De tal forma imitamos el amor de Dios, expresando nuestro amor a los miembros de nuestra familia y los amigos y si de veras quisiéramos estar dentro de un verdadero espíritu navideño, haríamos regalos  a los necesitados. El egoísmo efectivamente convierte la Navidad en algo desagradable pero el amor la convierte en el mejor momento del año, pues lo importante no son los regalos, sino el desapego y el amor que implica regalar sin interés ni compromiso.

Frecuentemente los mejores regalos son los que no tienen ningún valor monetario. Por ejemplo, el tiempo que los padres dediquen a sus hijos no tiene precio. A través de los años hemos visto cómo se han incrementado los delitos cometidos por menores de edad y otros problemas relacionados con la juventud. Aunque no podemos atribuir el problema a una sola causa, sí podemos afirmar que en gran parte se debe al desinterés de algunos padres por sus hijos. Y aún así, esto no significa que algunos hijos educados en la moral y los buenos modales no rompan las leyes. Por eso existe el libre albedrío.

Normalmente los padres de familia nos preocupamos mucho por cubrir las necesidades de comida, vestido, casa, salud y buenas escuelas, y sin embargo descuidamos lo que más vale la pena. Ganarse a los hijos con cosas materiales y al mismo tiempo siendo demasiado blandos, aunado al poco tiempo que se les dedica es una combinación fatal. Los rodeamos de cosas que solo les quitan tiempo.

Los niños y jóvenes que reciben el regalo del tiempo de sus padres, y pueden compartir sus planes y aspiraciones, sus miedos y sus problemas, lo más seguro es que crezcan para ser hombres de bien. Crecerán con sabiduría, honestidad, confianza en sí mismos, decencia  y un fuerte sentido del honor y el amor al Creador. Asimilarán el ejemplo de sus padres y estarán alejados de todos los males que nos aquejan hoy en día. Y aún así, muchos psicólogos siguen recomendando “dejarlos ser”, respetando todos sus gustos aunque sean perjudiciales, ser amigos en vez de padres, y evitar a toda costa “traumarlos” con algún castigo físico. Y este proceso degenerativo solo puede ser neutralizado dándoles el regalo del tiempo.

El tiempo es una de las cosas más valiosas que tenemos lo seres humanos en esta vida por lo que el regalo del mismo es uno de los mejores obsequios que podemos dar, tanto a la familia así como a las amistades