PERSUADIR Y CONVENCER
Por
Mario Góngora H.
Cuando Morena decidió lanzar provocadores, porros, ladrones y destructores a la calle en algunos estados junto con las marchas pacíficas por los abusos del gobierno, fue para convencernos que de nada valían dichas marchas, para disuadirnos que nos siguiéramos manifestando, pues nadie quiere sus negocios saqueados ni su propiedad destruida.
En realidad, no importa el coeficiente intelectual de una persona, ni qué tanto trabaje y produzca, cuando en realidad no logrará gran cosa si no puede persuadir a otros de que lo apoyen en sus planes y propósitos.
El persuadir a los demás para lograr su apoyo no es solo cuestión de saber dar discursos; de una buena oratoria, sino de poder transmitir nuestros pensamientos a los demás de tal forma que ejerzamos sobre ellos la influencia deseada.
Para persuadir y convencer, sobre todo en el mundo político, no hay cosa que de mayor peso a una propuesta, argumento o idea, que la sinceridad basada en el convencimiento propio.
La realidad es que nadie podrá jamás darnos, aunque así lo deseé, todas las cosas que deseamos o necesitamos. La mayoría de estas cosas van por nuestra cuenta. Tenemos que conseguirlas por medio de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo y nuestra influencia personal.
Para poder persuadir y convencer a alguien de cosas importantes, necesitamos convertir dicho convencimiento y persuasión en un arte, y la medida de nuestro éxito personal está en relación con el grado de intensidad que de este arte poseemos. No nos basta con crear un momento psicológico específico, sino persuadir al individuo a la acción, que piense que nuestra propuesta sea favorable para él.
La persuasión siempre funciona mejor que la fuerza. En la antigua Roma, el César dominó excitando el temor de la gente. Lo mismo hizo Hitler, y lo ha repetido Trump. Sin embargo Cicerón logro cautivar el afecto de la gente sometiendo sus pasiones, y así, su influencia continúa en nuestros días.
Solo hay varias cosas cuyo valor aumenta con el tiempo, entre otras, la experiencia del individuo y el buen vino. Lo que obtenemos de la vida en muchos aspectos depende de nuestra habilidad para persuadir y convencer a las demás personas para que piensen, vean y sientan como nosotros mismos sentimos, vemos y pensamos.
En el mundo existen muchas personas de gran talento e ideas magníficas que son incapaces de llevarlas a su desarrollo y conclusión, simplemente por su incapacidad de persuadir a otros que les respalden. Muchas veces vale más el convencer a otros de que sabemos, que lo que realmente conocemos.
