AUTOSUFICIENCIA
Por
Mario Góngora Hernández
Para que la pobreza exterior pueda ser abolida, primero tenemos que acabar con la pobreza interior: la de ausencia de ideales, de aspiraciones, de criterio, de amor, y de ambición.
Al finalizar la Revolución Mexicana, el concepto de un gobierno paternal quedó establecido fuertemente en el mexicano en general. Y así varias generaciones se desarrollaron bajo la incapacidad de bastarse a sí mismas, situación que está siendo agravada por el nuevo gobierno de López Obrador.
El hombre que no sabe o no puede bastarse a sí mismo, independientemente de los estudios o títulos que posea, no está realmente educado. Es un deber del ser humano bastarse a sí mismo una vez que está en edad de no depender de sus padres.
Aquél que no lo hace es un simple parásito, y de éstos desafortunadamente a Morena le consume el deseo de mantener a más pobres con el objeto de obtener más votos. “como anillo al dedo”, no trabajar y tener “un sueldo”, el sueño de muchos de nuestros compatriotas.
Pero mientras no aprendamos a depender de nosotros mismos, jamás desarrollaremos la autoconfianza, ni un país del primer mundo…
Ejemplos de esto los tenemos abundantemente en todos lados, hasta en todos los partidos políticos. Personas que si tuvieran que sobrevivir por ellas mismas, morirán de hambre.
El que espera o finca sus esperanzas en el gobierno o en los demás, construye su vida y su futuro sobre arena movediza. Forzar a un pueblo a desarrollarse en derroche de paternalismo, de humanitarismo, de “igualdad” al estilo Morena, es jugar con fuego.
La mejor manera de ayudar a la humanidad no es “a cada quien de acuerdo a sus necesidades…”, sino remunerar equitativamente a los que hagan algo útil, no a los que no hagan nada.
El hombre que tiene la capacidad de ser autosuficiente, de bastarse a sí mismo, vale mucho más que un millón de los que están esperando la ayuda y la protección de los demás.
Mientras que antes los ricos hacían dinero a expensas del pobre, hasta hace poco, muchos trabajadores, aunque no todos, (ganaban igual o más que un profesionista esto, antes de López)
Vendedores de hamburguesas, de elotes, de artículos varios en las esquinas, son auténticos empresarios que ganaban más que un gerente de banco. El trabajador llega hasta donde su mérito lo lleve. El gobierno de López Obrador y algunos de los que quisieran gobernarnos, piensan que todo se puede hacer con las leyes cambiando la Constitución. Aseguran que la felicidad se da por decreto, pero sucede que las mismas leyes que autorizan a unos al libertinaje, privan a otros del trabajo. Las leyes. La miseria en lo particular, es algo muy personal.
Cuando la adversidad toca a nuestra puerta, cada uno de nosotros es el que tiene que enfrentarse a ella. Pero si uno es tan pequeño e insuficiente que viendo venir dicha miseria no hace nada al respecto, nos explica que somos pobres porque tenemos una imaginación pobre.
La auténtica caridad hacia los demás es ofrecerles o mostrarles el camino hacia cómo bastarse a sí mismos, cómo ser autosuficientes, cómo es el camino hacia arriba y cómo andarlo. Se ha hablado mucho de abolir la pobreza. Pero la única pobreza que tenemos que abolir es la de ausencia de ideales, de aspiraciones y de criterio, que es la que cobija todas las clases sociales y hace del mundo un lugar infeliz para algunos.
Para ser autosuficientes no se debe odiar y razonar al mismo tiempo, como sugiere el comunismo; el Foro de Sao Paulo; Morena, o López Obrador, especialista en el arte del odio. Un espíritu conciliatorio es el primer requisito para ser autosuficiente.
Pero lo más importante no es saber dónde estamos, sino a dónde nos dirigimos.
Si el hombre no es autosuficiente, si no piensa por sí mismo, todo le será negativo, pobre y adverso. Pobreza de ideales, de amor, de ambición y de criterios… esto es la auténtica pobreza.
Así pues, para que la pobreza exterior pueda ser abolida, primero tenemos que acabar con la pobreza interior. Esto nos dará mayor capacidad, y el dinero, el éxito y la felicidad llegarán a nosotros como aguacero en primavera.
