EL GOBIERNO

EL GOBIERNO

Por

Mario Góngora Hernández

El reclamo más serio, además de justo, que se le puede hacer a nuestra sociedad es el de no haber podido mejorar la ciencia de gobernar.  Más obvio, el de obrador.  

En realidad, ni  antes ni mucho menos ahora, ha habido en nuestro país, lo que se llame un buen gobierno. A un gobernante se le podrá dar hasta omnipotencia, mas no acierto.

Existen muchísimas personas con entendimiento y conocimiento en muchas cosas; en la ciencia, en el arte, más no en asuntos públicos. En éstos, nos falta sentido común al momento de votar, y luego, nunca podemos entendernos con ellos, ya sea por nosotros no intentarlo, o por ellos no escucharnos. Los que nos gobiernan como si fueran dueños de personas, terrenos y propiedades son simplemente sometedores que le llaman justicia a sus ideales mientras que al pueblo le violan sus derechos.

Los sometidos siempre hemos sido así. Cuando somos sometidos y abusados por nuestro gobierno, clamamos por paz, por la libertad, por la tolerancia y por la democracia. Pero cuando una persona ignorante se convierte en gobernante, en dominador, lo único que sabe hacer es practicar la tiranía, a costa de lo que sea y de quien sea. Es lo que pasa con el que se cree “mesías”.

Para algunos gobernantes ilustres y poderosos del presente, la vida humana vale menos que las tierras, que su poder. Cuando éstos llegan al gobierno, resienten hasta que los gobernados pongan en duda sus infalibilidad.

Uno de los problemas básicos es que cuando el gobernante llega al poder, desconoce que ya no tiene tiempo de aprender a gobernar. Y esto es agravado cuando de pronto, con hambre de ser tomados en cuenta y poder pasar al equipo de los corruptos muchos a la primera oportunidad, inician la adulación del gobernante. Pero al que nos gobierna le pasa lo mismo que al antiguo Rey Belus de Babilonia, que se creía el ser más importante del mundo solo porque sus aduladores cortesanos se lo decían y repetían constantemente. Inclusive, se sabe que el mismo rey les pagaba por inventarle toda clase de virtudes y atributos. Y en nuestro tiempo, en nuestro estado, en morena hay muchos de estos. Existen los pagados y los que desean también una participación. Lo tenemos en los editoriales, en la radio, en las revistas y en la televisión.

Una de nuestras más grandes ambiciones y necesidades es creer que la mayoría nos gobierna, pero nuestra mayor decepción es que esto no sea cierto.

La única verdad actual es que un pequeño grupo de listos, aprovechados, egoístas y ególatras es el que gobierna. Y por otro lado, un numerosísimos grupo de menos listos es el que se ve obligado a obedecer y aguantar las locuras, altanerías y tonterías de los gobernantes.

Llenamos, sin temor a equivocarnos, la visión de DeTocquerville, de que somos una nación y un estado de animales atontados, sin iniciativa y pastoreados por el gobierno.