NUESTRO PENSAMIENTO
Por
Mario Góngora Hernández
Los avances de la ciencia nos han llevado a descubrir medicinas para casi todo mal, pero han dejado fuera una esfera más amplia que lo descubierto a la fecha. Se trata del mismo pensamiento humano, de la influencia de las emociones y sobre todo nuestros sentimientos en el sistema inmunológico tanto en las causas de muchas enfermedades, así como en su prevención.
Podríamos describir al cuerpo humano y cada una de sus células como un espejo de nuestros pensamientos, de nuestro sentir. Son realmente sorprendentes en nuestro cuerpo los efectos del miedo, de la felicidad, de la esperanza, de la depresión, de los resentimientos o de la negatividad.
Quien piensa que las enfermedades solo son curadas a través de inyecciones y demás medicamentos químicos pronto descubre que no es así. Nuestra imaginación, nuestros pensamientos están constantemente en actividad aunque no nos demos cuenta de ello. Todo lo que habita en nuestro inconsciente es prácticamente infinito en relación a nuestra conciencia externa.
Cada una de nuestras células obedece a nuestros pensamientos o nuestros diálogos internos. Sin duda alguna, ahora se sabe con mayor certeza que el poder de la mente está por arriba del poder corporal. Esto explica el por qué una persona puede sufrir un infarto bajo una fuerte impresión, o por qué una persona puede bajo la ansiedad y el estrés sufrir dispepsias y otros padecimientos o por qué cuando el resentimiento es muy profundo, puede predisponer a la persona a sufrir hasta de cáncer.
Detrás de causas físicas, virus y bacterias, se encuentran las condiciones de nuestro espíritu, y de nuestra forma equivocada de pensar, que son las que al debilitar nuestro sistema inmunológico, las dejan penetrar, actuar y en ocasiones hasta acabar con nosotros.
El miedo por el cual la ciudadanía pasa actualmente, es uno de los males más contagiosos y se refleja en el cuerpo en formas de diferentes enfermedades; es el principal obstáculo para la recuperación de todo mal
Si cultivamos la costumbre de pensar claramente, objetivamente, podremos desterrar todos los estados depresivos y negativos que nos invadan. Aprendamos a sonreir y ser amables con los demás y así nuestra mente y nuestro cuerpo se sentirán mejor. Solo basta hacer la prueba un solo día.
Sin duda alguna, la mejor vacuna contra todas las enfermedades es decidir concientemente en qué queremos pensar, evitando así todos los pensamientos negativos que de pronto nos atacan y nos esclavizan. Nuestro mente nunca deja de trabajar, y lo mejor es que es a través de ella podem
