UN CRIMEN SIN PRECEDENTE

(Siendo víctima el señor Genaro Góngora)
TERCERA Y ÚLTIMA PARTE
Por Mario Góngora H.

Sí, el afamado penalista Alberto López Hermosa en realidad fue un asesino.

Alberto López Hermosa era íntimo amigo y abogado de Jorge (George) Brittingham procedente de la Cd. de Torreón, quien vivía cruzando la calle Juárez de lo que antes fue la estación de “Ferrocarriles Constitucionalistas” de México (después Ferrocarriles Nacionales), en lo que ahora es el Conservatorio de Música en la Cd. de Chihuahua. Pertenecía también al grupo de la llamada Colonia Americana y quien fuera conocido comerciante y promotor del béisbol en la Cd. de Chihuahua.

Brittingham rentó un terreno con unas tapias a Genaro, estipulándose en el contrato que las construcciones que se hicieran serían a cuenta de renta. El contrato (cuya copia fiel obra en mi poder) fue firmado el 27 de julio de 1914, por diez años. El terreno estaba del otro lado de las vías de donde actualmente se encuentra el Conservatorio de Música.

El segundo caso perdido en la historia de López Hermosa fue precisamente el de la demanda que hace Genaro a Brittingham, (siendo el primero que perdió, cuando fue contratado para defender a Felipe Ángeles el 23 de noviembre de 1919, siendo ejecutado el defendido el 26 de noviembre del mismo año). Resulta que parte del terreno que Brittingham rentó a Genaro Góngora, en realidad le pertenecía a los Ferrocarriles Constitucionalistas, por lo que Genaro se vio obligado a pagarle una renta a dicha institución, deduciendo dicho pago a la renta del que decía ser propietario del terreno.

En 1916, Brittingham pide se le regrese la propiedad recién construida con el Hotel “El Nuevo Niágara” propiedad de Genaro, lo cual no lo logra, por existir un claro contrato hasta 1924. López Hermosa no logró hacer nada para que Brittingham recuperara la propiedad antes de tiempo, a pesar de su gran influencia y poder. Ni a pesar de amenazar constantemente de muerte a Genaro.

Cuando por fin vence el plazo en 1924, Brittingham no quiere recibir su propiedad ya con una construcción, alegando que se le adeuda dinero, pero Rafael de la Fuente, Juez 1° Menor de lo Civil de la Municipalidad de Chihuahua condenó a Brittingham a pagar $990.95 pesos oro a Genaro, causando graves trastornos emocionales tanto al dueño del terreno, así como a su abogado, López Hermosa.

Las amenazas de muerte las realizaba otro afamado personaje en la historia de Chihuahua, Leicester Estrada, mejor conocido como “Luis Esther” Estrada, reconocido político, senador y miembro de la Cámara de Comercio. Luis Esther era íntimo amigo tanto de López Hermosa, así como de Brittingham. Fueron ellos tres los que poco antes del asesinato de Genaro, fueron vistos en el Salón Verde de la Colonia Industrial, en compañía de Ramiro Rodríguez, esposo de Natalia Torres, la asesina material.

Las amenazas por parte de Luis Esther eran tan serias, que Genaro el día 8 de septiembre de 1925, doce días antes de que fuera muerto, acudió a hacer su testamento. Luis Esther fue el responsable de frenar la justicia para los asesinos materiales, y fue el que ordenó que el cadáver de Genaro no fuera entregado a su familia, sino que fuera enterrado clandestinamente en el Panteón Nacional. Habiéndose dado cuenta la familia, lo exhumaron rápidamente para darle sepultura en el Panteón de Dolores.

Así mismo, con el asesinato de Genaro, Luis Esther no quedó conforme y la familia empezó a recibir una serie de amenazas y avisos de no buscar justicia por el asesinato. El domicilio de Victoria, mi abuela, fue saqueado varias veces, como intimidación. Cabe decir que hace años en la casa del que fue mi jefe en una empresa local, casado con una nieta de Luis Esther, se encontraba una preciosa vitrina con el nombre de Genaro Góngora al reverso. En ese entonces, no sabíamos todavía de que se trataba. Así mismo, en la casa de Alberto López Hermosa (Aldama y Séptima) se encontraba una canarera, según dicho por una hija de dicho abogado, que había sido propiedad también de la familia Góngora en aquellos años.

Las amenazas a Victoria, ahora viuda de Góngora fueron constantes y el hostigamiento continuó hasta los años treintas, para mantenerla en silencio. Los intentos de que no pudiera hacer válido el testamento están todos documentados. Tanto Luis Esther como López Hermosa se encargaron de eso, pidiéndole en cada visita la misma documentación, como “inventarios y avalúos”, “comprobantes de parentesco” no solo de ella sino de sus hijos; “certificado de defunción”, etc. Todas las solicitudes de documentación venían firmadas por López Hermosa.

Jorge Brittingham, temiendo lo peor, el ser descubierto, optó por huir a El Paso, Texas, donde por fin murió en 1936, sin nunca más regresar a Chihuahua.

Los hasta ahora reconocidos por la historia y la sociedad como gente respetable, sobresaliente en el comercio (Jorge (George) Brittingham y Luis Esther Estrada), la política (Luis Esther Estrada), la abogacía (Alberto López Hermosa) en el inicio del siglo XX, en realidad fueron asesinos, corruptos y despiadados con una familia pacífica, emprendedora y trabajadora. Ahora, la sociedad los podemos juzgar y por fin, hacemos justicia.