LAS COSAS ESENCIALES PARA LA DICHA

 

Por Mario Góngora H.
No es nuevo que con frecuencia se mencionen tres cosas esenciales para ser felices, y que estas sean: tener algo que hacer; algo o alguien a quien amar, y algo que esperar.

La importancia de encontrar una actividad o trabajo que nos haga felices es de las pocas cosas de las que podemos estar mas orgullosos. Es lo que disfrutamos haciendo, trabajando con gusto.

Cuando se trabaja con gusto, nuestro corazón encuentra un gran placer. Es como una gran aventura la cual es, además, emocionante. Podemos también incursionar en lo desconocido (para nosotros) con la firme esperanza de encontrar un nuevo camino, un nuevo mundo a la vuelta de la esquina, mientras recorremos el camino de la vida.

El mejor seguro de vida y salud es el trabajo que se convierte en pasión y deja de ser obligación. Vive más quien más lo ejercita. Donde hay actividad, hay vida.

La naturaleza provee. Alimenta los pajarillos, pero no les lleva la comida al pico. Pero no dudemos que tendremos que seguir el viejo y antiguo método de trabajar para ganarnos el sustento. El que le pide a Dios alimento, nunca le llegará. Pero si le pide la oportunidad de salir a buscarlo, ese mismo día comerá.

El hambre no es lo peor de la pobreza, sino la falta de trabajo. Y si hablamos de igualdad y de ser equitativos, debemos penar la ociosidad, no la actividad. Y todo se reduce a un problema de actividad, de cómo mantenerse ocupados, mental y físicamente todos los días, todos los años. Los callos en las manos y las mentes activas son las que le pueden devolver a cualquier nación su prosperidad. Lo único que nos puede dar la llamada “buena vida” es el trabajo.

Mientras más hacemos, más podemos hacer y mientras más ocupados estamos, menos nos cansamos. Pero para alcanzar la dicha, tenemos efectivamente que pensar. Y así, es obvio que podemos encontrar muchos pensadores en la clase trabajadora, así como muchos trabajadores en las clases acomodadas. Pero lo que sí es seguro, es que encontramos innumerables zánganos, entre los líderes, y más aún entre los políticos.

De toda la riqueza material que podemos obtener, lo peor es aquello que obtenemos sin trabajar, y esto es lo más bajo en lo que el hombre puede caer, porque le roba el placer de darle mérito a su esfuerzo.

Podemos ver mejor nuestro futuro no tanto en nuestras ganancias económicas, sino en el aumento de nuestras habilidades, que son importantes por sí mismas, mientras que el dinero es solo una mala medida de nuestro mérito, pues es solo un medio de cambio.

El peor uso del tiempo es matarlo. Mientras menos tiempo tenemos, más podemos hacer. Si esperamos hacer algo “mañana”, recordemos que ya llevamos un día de retraso.