Por Mario Góngora H.
En una nación oficialmente pacifista como la nuestra, pero llena de violencia de todos tipos y de “soldados” o ciudadanos no dispuestos a luchar por la patria, el país no tiene en realidad un futuro aceptable a corto plazo. Y no se trata de luchar contra “un extraño enemigo” que se atreva a ”profanar con su planta tu suelo”, sino de una lucha básicamente contra nosotros mismos.
Todos debemos poner nuestros mejores pensamientos y esfuerzos en general, al servicio de la nación, y en particular al servicio del prójimo, pero no lo hacemos. La facultad que principalmente nos sirve de factor al desarrollo de la patria, es la subordinación de los intereses personales a los de la nación. Como país, no podemos ser grandes si somos egoístas y cobardes, por muy intelectuales que nos consideremos. En realidad, la energía moral es más necesaria e importante en el ciudadano que el mero conocimiento. Un gramo de bondad tiene más valor que una tonelada de intelecto. Y ¿cuál es la lucha contra nosotros mismos?. Es la de trabajar en lugar de estar de flojos, es el cumplir con nuestros deberes y obligaciones en lugar de evitarlos o evadirlos; es el que hace lo que tiene que hacer en lugar de estar simplemente de espectador, o peor aún, de simple crítico desparramado en un sillón.
Una nación donde todo ciudadano posea un hogar, suficiente para comer y vestir, es invencible y pacífica, pero un país donde muchos quieran vivir expensas de alguien más como en realidad propone la vieja izquierda, es una invitación a la anarquía, como también lo es una nación en la que unos son tan ricos que pueden comprar a los otros, y los otros son tan pobres que no tienen casa ni pan para el día siguiente.
México nunca tendrá un soldado en cada hijo mientras no consideremos como un deber desinteresado y obligatorio el establecer buenos sistemas de educación, con maestros capacitados dispuestos a ser evaluados y sobre todo respetuosos de las demás personas, así como de la propiedad privada de otros ciudadanos. Mientras no enseñen con el ejemplo además de con los libros el país no progresará. ¿Se imaginan qué pasa por la mente de un niño cuando ve a su maestro incendiando un camión o golpeando a una persona? Pero ¿qué sucedería si a un niño se le prepara con técnicas ya desarrolladas, además de las materias curriculares obligatorias, a cómo sembrar y cultivar su propios alimentos; cómo tener y conservar peces (piscicultura), gallinas, etc.; que tenga noción de cómo manejar un vivero, que conozca de sistemas eólicos y energía solar para aplicarlos en sus viviendas, o cómo construir su propia casa con métodos económicos y rápidos, mejores que los tradicionales que conocemos en la actualidad? Tendríamos una sociedad muy autosuficiente y preparada para todo. De hecho, un grupo de personas prepara un programa para este efecto, independiente del gobierno y de sindicatos.
México tampoco tendrá un soldado en cada hijo mientras los padres de familia no le pongan la muestra a sus hijos de cómo desempeñarse como ciudadanos. Mientras no eduquen es aspectos cívicos y actitudes basados en los Principios Universales.
Necesitamos una nación de atletas, no únicamente en el aspecto físico, sino en el espíritu. Una nación de enamorados de su ilusiones. (Comentarios: mgongorah@hotmail.com )