LA ENERGÍA INTERNA
Por Mario Góngora H.
Cuando hablamos de energía, podemos decir que existe de muchos tipos y clases: la energía solar, la eólica, la eléctrica, la atómica, etc., y así, la energía ha hecho grandes algunas naciones, ha creado industrias, formado grandes negocios, y le ha dado el poder de mover montañas al hombre. Pero ésta, sin dirección es mero desperdicio.
Todo ser vivo está formado de un cuerpo físico y de un campo energético. ‘Ya que la vida conforma una actividad eléctrica, ésta crea unos campos electromagnéticos, que forman el aura humana. Y cada ser humano está formado por infinidad de campos electromagnéticos que crean fuerzas que están constantemente interactuando’.
Esto debe enseñarnos a controlar nuestra energía con el sentido práctico y a que la guiemos con orden, pues en el orden hay confort economía y paz. El saber a dónde vamos y lo que queremos, eso es orden. Mantener nuestra palabra, ser puntuales y honestos, es orden también.
Disciplinar nuestros deseos, nuestros hábitos, nuestra vida; aprovechar el tiempo, hacer respetar nuestros derechos y cumplir nuestros deberes; estudiar y ampliar nuestros conocimientos, así como compartirlos con los demás, es emplear nuestra energía con sabiduría.
Orden significa luz y paz, así como libertad interior y dominio sobre sí mismo. El orden es fuerza. La energía interna, aquella que vive dentro de nosotros, hará cuanto pueda hacerse en el mundo, y ninguna oportunidad ni circunstancia será capaz de formar a un hombre sin ella.
No hay fuerza más dinámica que la voluntad humana y nos preguntamos ¿juega la energía, y la información que conlleva, un papel principal en la salud y la sanación? ¿Pueden nuestras mentes conectarse con esta energía, y podemos aprender a aprovechar dicha energía para sanarnos a nosotros mismos o a los demás?
Hay una gran realidad espiritual formada de energía viva, con la que podemos aprender a conectarnos, que no sólo fomenta nuestra sanación personal, sino la de los demás. Los cuerpos vivientes irradian un calor y una energía. Esta energía es la fuerza vital propiamente dicha. Esta energía que irradiamos es pensamiento, es emoción, es sentimiento, es fuerza vital, es energía espiritual.
Entre los millones de células con que contamos, cada una con su inteligencia, ese maravilloso conjunto conectado con cerebro, mente, ojos, manos y corazón, existe una enorme cantidad de energía acumulada, suficiente para mantener en movimiento nuestra máquina a la velocidad y potencia deseada, entendiendo que no hay fuerza más dinámica que la voluntad humana. También, todos tenemos un propósito en la vida… un don único o un talento especial que dar a los demás. Y cuando mezclamos este talento único con el servicio a los demás, experimentamos júbilo en nuestro espíritu, que es la última meta de todas las metas. Una forma de hacerlo, por ejemplo, se da en la sanación a través de las manos como, el “Reiki”, el ”ChiKung”, el “KiGong”, y “La Reconexión” entre otras.
