DISCRECIÓN

DISCRECIÓN
Por
Mario Góngora H.

Según el diccionario, discreción es la “reserva o cautela para guardar un secreto o para no contar lo que se sabe y no hay necesidad de que conozcan los demás”. También como: “Prudencia y sensatez para formar un juicio y tacto para hablar u obrar”.

“La palabra viene del griego “diakrino” que significa juzgar o separar. De hecho un juez separa lo bueno de lo malo y aplicándolo a nuestra vida diaria, implica que identifiquemos las palabras o acciones positivas y las separemos de las negativas. Nuestra guía es el pensar en las posibles reacciones que nuestras palabras o acciones pueden acarrear antes de abrir la boca o hacer algo”.

Socialmente, los seres humanos tenemos varias personalidades. Adaptamos cada una de ellas a los grupos o amistades que frecuentamos y con los que estamos de una forma u otra de acuerdo en muchas cosas. A cada grupo le mostramos un aspecto diferente de nuestra naturaleza. Somos diferentes en nuestra vida privada, en los negocios y en los diferentes círculos sociales en que nos desenvolvemos.

Necesitamos observar cómo responden los demás a lo que hacemos, a lo que decimos y a lo que escribimos; todo irá bien si lo hacemos con discreción. ¿Cómo reaccionan los demás a nuestra conducta y a nuestros pensamientos? De alguna forma es prudente adquirir el arte de agradar, pero siendo fieles a nuestras creencias y principios. A más grande nuestro magnetismo personal, mayor el éxito individual. A veces no es suficiente la primera impresión para formarnos una opinión. En muchas ocasiones es hasta la segunda o tercera vez, que nos damos cuenta del valor de una persona.

El tacto es la cualidad e mantenernos en un estado de discreción cuando debamos serlo. Se dice que un hombre con tacto y discreción puede quitarle el veneno a la serpiente más venenosa. En el arte de la diplomacia casi todo se puede conseguir apelando a los sentimientos y la razón de los demás. El ser tolerante con los demás es un signo de sabiduría, de talento y de discreción.

Como seres sociales, nadie alcanza todo por sí mismo, sino necesita de la ayuda moral o material de otras personas. Por eso es necesario preocuparnos por nuestros semejantes y aprender a estimarlos y comprenderlos, no para esperar algo por lo que hicimos por ellos, sino porque al ayudar a otros sin esperar remuneración, les damos la oportunidad de crecer, lo que automáticamente se regresa con creces hacia nosotros.

Es prudente y discreto nunca lastimar a los demás, ni causarles incomodidad alguna; mostrando interés en todo aquello que les gusta, así como simpatía con sus preferencias y respeto a sus aspiraciones. El hombre discreto trata a sus semejantes no solamente como lo que son, sino como desean tratados o como desearíamos nosotros ser tratados, esto es, sin alardes ni ostentaciones, ni adulaciones.

Es tacto y discreción ocultar o no mostrar lo mucho que pensamos de nosotros mismos, así como reconocer en toda persona algo del reconocimiento que él anhela. Es un deseo común tener cierta importancia ante los ojos ajenos.