LO QUE NOS ENSEÑAN
Por
Mario Góngora H.
Hace años, un nativo indígena nos dio una lección. Se encontraba un científico dando unas conferencias y uno de los nativos de la región, combatió las teorías de aquél sabio. Enojado, el conferencista, insultó al indígena echándole en cara su ignorancia, así mismo haciendo alarde de su gran saber.
Entonces el nativo, pasó al frente y como contestación dibujó un círculo muy pequeño y señalándolo con el dedo, dijo: “esto es lo que yo sé”. Luego dibujó otro círculo mucho más grande alrededor del suyo y le dijo al sabio: “esto es lo que usted sabe, y lo que queda fuera de los círculos, es lo que nos queda a usted y a mí por aprender.”
Actualmente lo que nos enseñan parece estar adecuado al nivel socio económico de los estudiantes. Pero la función de las escuelas superiores, de las universidades, no debe ser el de dar cultura y conocimiento únicamente a los estudiantes privilegiados. No se trata de aumentar las desigualdades en la educación, sino el de elevar el nivel de los de abajo y fijar un nivel mínimo bajo el cual ningún estudiante o persona debe estar. El país no está más ilustrado que el más ignorante de sus ciudadanos.
Si el poder de la educación está en manos de unos cuantos, ya sea Estado, iniciativa privada o Iglesia, no podemos decir que estamos en una democracia.
Los que pudieran quejarse de no haber podido estudiar, en realidad no tienen mucho qué lamentar, porque la educación académica actual no es mejor que la que se recibe en el contacto íntimo en algún trabajo. Se habla de la universidad del mundo, de la calle. La cuestión es saber qué tan buenos estudiantes somos. Hagamos del mundo nuestro laboratorio. He conocido personas que como observadores, nos superan a muchos de nosotros que tuvimos más “oportunidades”. Lo que nos enseñan en las universidades o en la escuela, no es suficiente.
No puede quedarse en la ignorancia quien busca honradamente y con entusiasmo su alimento intelectual, mental. Una persona puede aprender lo que quiera, según sus inclinaciones e intereses: cosas académicas, cosas teóricas, cosas básicas y podrá satisfacer su curiosidad en conocer causas y efectos en las áreas de aplicación práctica. El mundo nos da la oportunidad de estudiar sus misterios.
Una escuela debe ser algo más que edificios nuevos, equipos de cómputo sofisticados, con métodos dudosos o laboratorios con los mejores microscopios. Lo que nos deben poner a disposición, son cosas que tras los elementos materiales en las instituciones educativas, tengamos hombres, maestros, que cuenten con conocimientos profundos con base a su estudio y experiencia, así como que cada alumno esté en contacto continuo con ellos. La vida la obtenemos de la vida, no de los laboratorios, y nuestra vida es más abundante mientras estemos en contacto con vidas más grandes, mentes más abiertas y menos egoístas y vanidosas; que no nos hagan pensar que gracias a ser egresados de tal o cual institución de renombre, somos superiores a los demás.
