La amenaza del Presidente

La amenaza del Presidente

Nos enfrentamos no sólo a una amenaza de “salut” sino a un sujeto que efectivamente nos lleva un abismo comunista con todo y el clásico dictador: a un aborrecible sujeto que lo único que sabe es odiar e inculcar dicho odio a su secta de mantenidos que ahora saben a ciencia cierta que “el dinero es malo” y que sólo debes manejar un auto austero, vestir con ropa sencilla y tener sólo un par de zapatos. Desea que además de los millones de pobres que actualmente viven en el país, sean ahora acompañados por el resto de la población. Los únicos ricos serán los gobernantes como nos lo ha enseñado la historia desde Lenin, Stalin, Hugo Chávez, Daniel Ortega, Maduro, Evo, o como lo demostró en su momento Fidel Castro. Como lo demuestra ahora la riqueza inexplicable de los hijos del presidente.

Desde los tiempos de Luis Echeverría, la nación no había vivido la confrontación que ahora se trata de institucionalizar de que unos odien a otros. “Ustedes los ricos vs. nosotros los pobres”, los “explotados vs. los explotadores”, “los obreros vs. los empresarios”, “los comerciantes ilegales vs. los legales”, “los de arriba vs. los de abajo”, “los neoliberales vs. el pueblo”, “los fifís contra nosotros”, etc. Razonamientos todos relacionados con la “lucha de clases”. Recordemos que el partido que promueve esta forma de confrontación, todavía hace algunos años, bajo otros nombres, tenía como emblema el de otro país, la de la ex Unión Soviética, distinguida por su desastre religioso, social, económico y humano.PUBLICIDAD

Podríamos decir que los promotores de la violencia y el odio están siendo plenamente congruentes con su filosofía, con sus ideales económicos, con su visión de un dominio violento total sobre la población. “Nuestro partido siempre ha enseñado que en lo que se refiere al campo ideológico, no puede haber coexistencia pacífica, así como no puede haber paz entre el proletariado y la burguesía (J. Stalin). Ellos (nosotros) predican el amor y la misericordia para con el prójimo, nosotros en cambio, odiamos”. (V. Lunatscharski).

La batalla no es sólo política o económica. Al cabo de una derrota meramente física en este contexto, los ciudadanos pueden quedar con su conciencia irritada o frustrada, pero conservan sus valores, sus principios, sus religiones. No sucede lo mismo cuando la derrota es de las mentes y las ideas. En este caso la destrucción abarca todas las dimensiones del ser humano y daña las áreas religiosas, psicológicas, filosóficas, económicas, militares y por supuesto, las políticas.

El presidente habla de libertad y democracia (a dedo alzado), y sus seguidores, los chairos, jamás la han dado en toda su historia. Las libertades hoy en día con López las asignan los delincuentes que tienen licencia para matar, secuestrar, robar, traficar drogas, etc., “si necesitan agarren” (roben), dijo el que hoy se ostenta como presidente; hablan de igualdad y no la dan; hablan de preferir a los pobres y los vuelven más pobres, y de paso a los pocos ricos y a los muchos de la clase media. Hablan de libertad religiosa y desatan persecuciones contra los creyentes no evangélicos; hablan de mejorar las relaciones internacionales y se enfrentan a nuestros principales socios comerciales y turísticos, o acceden a cumplir todas las instrucciones que esos extranjeros les dan, convirtiéndose en “vendepatrias”; forman alianzas con los comunistas que ya tienen esclavizados a sus pueblos.

Previo al choque de las armas, siempre está el enfrentamiento de las ideas y de las mentes. El país está en nuestras manos, o más bien dicho, en nuestro voto.

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