LAS ASPIRACIONES

LAS ASPIRACIONES

Por Mario Góngora H.

“Los anhelos de nuestro corazón y las aspiraciones de nuestra alma son algo más que sueños vanos o quimeras de la fantasía puesto que en realidad son heraldos de futuras realidades” (Ganivet)

Las aspiraciones en el presente gobierno de la 4t no son deseables, básicamente porque en un gobierno comunista no deben existir, no son compatibles con una dictadura efectiva.

Sin embargo, el deseo y la esperanza de alcanzar algo que consideramos valioso es aspirar a algo.

Fracasar no es algo que nos deba perturbar, pero el tener pocas aspiraciones sí nos debe preocupar.  Y es por esto que conforme avanzamos en la vida debemos ir acumulando el hábito del entusiasmo. Nadie produce nada extraordinario sin una buena dosis de ánimo.

Poder detectar la posibilidad de las cosas, es lo que inspira y nos hace aspirar a llegar a ellas. Aspiremos a lo que valga la pena. No es peor fracasar en lo grande que en lo pequeño, pero si ganamos en lo grande será mucho mejor. Aspirar en grande es pensar en grande.

Si en nuestra mente construimos las estructuras de nuestras ambiciones el progreso en inminente. Pero si el mundo parece que se ha detenido y seguimos interesados en las mismas cosas, en la misma gente, en los mismos conocimientos y todo nos parece exactamente igual que antes, entonces significa que nos hemos estancado. Pero aspirar a cosas grandes seguramente estará a la par con nuestra capacidad. Nuestros deseos de ver, sentir, gustar y escuchar, desarrollaron nuestros sentidos, y así, son nuestras aspiraciones las que nos impulsan a buscar fama, distinción, o el acumular riquezas. El que solamente intenta vivir al día, sin aspiraciones, es difícil que llegue lejos.

Quizá el principal objetivo de la vida no está en hacer ésta más fácil, sino el de volver al ser un humano lo suficientemente fuerte para que nada de lo que intente, le sea imposible lograr.

Buscar la seguridad como prioridad no fortalece el espíritu. Nacemos y vivimos en medio de muchos peligros y la vida entregada por la verdad o el deber, aún a la fama y al saber, es mejor que la vida salvada solamente para vivir. Nuestro principal temor debe ser el de morir en vida, no el de perderla.

Soñar despiertos es un gran alimento para las aspiraciones, siempre y cuando tengamos la resolución, la entrega y la perseverancia para volver una realidad nuestros sueños.  La ambición, sin las acciones que le presten apoyo, es como un automóvil sin gasolina.

Creo que todos debemos intentar cosas fuera de lo común, y el que lo haga, se convertirá en un hombre extraordinario, y seguramente, tendrá fracasos y recibirá golpes como precio de su éxito.

El tipo de vida al que logremos llegar dependerá de nuestras aspiraciones, las que nos protegerán del fracaso. Contando con aspiraciones sólidas, concluiremos que ni la pobreza ni las enfermedades, ni otras adversidades podrán acabar con nosotros.