DELINCUENCIA, BECAS Y PEREZA
Por
Mario Góngora H.
Cada día nos queda más claro que el estímulo a la pereza y a la pobreza que promueve “obrador” es lo que está incrementando los delitos de toda índole, desde feminicidios hasta tráfico de drogas, secuestros, y ejecuciones.
La pereza, decía Jeremías Taylor, “es la muerte de un hombre vivo”.
Una persona desocupada que solo espera su beca para salir con los compas a gastarla en alcohol y drogas, normalmente es una persona perezosa y como dice un proverbio, “Un cerebro desocupado es el taller del demonio….porque cuando no hacemos nada, aprendemos a hacer lo malo”. Existe una conexión directa entre la pereza y la delincuencia promovida y motivada por el “obrador” del mal.
Un delincuente es tan inútil para los designios de Dios y de los hombres, que está como muerto y vive solamente para pasar el tiempo y comer de los frutos de la tierra, del trabajo y de la propiedad de los demás, como un parásito o como una hiena. Cuando le llega su hora, muere y perece, y mientras tanto, no hace nada bueno, no trabaja, pero sí roba, asalta, secuestra y asesina. Todo cuanto hace es, o inútil o perjudicial para sí mismo y para la sociedad.
Solón, de la antigua Grecia insistía sobre la necesidad del trabajo como fin social y afirmaba que “el que no trabaja debe ser sometido a los tribunales”. Otros afirmaban que “el que no trabaja es un ladrón”
El trabajo es uno de los mejores antídotos contra el crimen. Pero el delincuente, prefiere no trabajar a pesar de que existen plenas oportunidades de trabajo, según lo vemos en las ofertas de trabajo en este mismo periódico. Todo lo quiere dado o regalado, y si no se lo dan o regalan, simplemente lo toma, sin importar el número de vidas que quite en el camino.
Pocas personas pueden acostumbrarse a la idea de que no sirven de nada en este mundo, o de que están arruinándose con su pereza y su forma ilícita de obtener ganancias.
Es probable que el perezoso se convierta en delincuente, pues su indulgencia destruye su base moral, su vigor y su virilidad. Un proverbio turco expresa que “el que sigue la pálida luz del demonio, encuentra pronto que la ruina sigue inmediatamente a la indulgencia consigo mismo y que el fantasma de la felicidad no produce sino hastío..”
Es realmente asombroso lo que se puede lograr empleando las horas perdidas en nuestros ratos de ocio. Se puede descansar “haciendo adobes”, si eso es lo que nos gusta hacer. Los momentos perdidos son para siempre, por lo que tenemos que aprovechar todo el tiempo que tenemos y arrancarle todos sus tesoros. De no hacerlo, solo tenemos que recordar que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”.
La pereza promovida por el Presidente, es una de las causas de la delincuencia, pues logra, principalmente en los jóvenes, que para cuando se dan cuenta de sus errores, ya es demasiado tarde para la obediencia; demasiado tarde para el amor; demasiado tarde para el respeto; demasiado tarde para el éxito y demasiado tarde para la felicidad, pero nunca demasiado tarde para la ruina, la cárcel o la muerte.
