LA ESPERANZA DEL UNIVERSO

LA ESPERANZA DEL UNIVERSO

Por Mario Góngora Hernández

Ese que está envuelto en la vanidad y la soberbia se ve y se siente como la esperanza no solo del país sino del mundo y de más allá… Alecciona a dirigentes de todos los países y se dice ser el único que sabe cómo, y ya nos dio las pruebas de sus ritos satánicos, que los ha hecho para garantizar el poder. Ahora el punto de sacrificio fue el mismo Senado, degollando un pobre pollo que ni para caldo sirvió. Pensaron los satánicos de Obrador que al hacerlo, “para que lloviera” se ganarían la confianza de todos, salvo aquello que vimos los pronósticos del clima y de un frente frío se aproximaba con lluvia.

La realidad es que la educación es la esperanza del mundo y la juventud es, principalmente, el campo fértil dónde cultivarla. Y ya vimos para dónde la lleva el narco presidente. Una ruina de país mucho peor que Venezuela en unos años más.

Es un hecho probado que los desacuerdos y dificultades entre los hombres y las naciones, tanto aquí como en el  mundo entero, se deben a la falta de oportunidades y métodos más amplios y claros de educación; más no de adoctrinación, como lo prefieren tradicionalmente los gobiernos de izquierda donde se forjan las luchas de clases; el odio y las envidias entre las personas.

Quizá también sea un sueño disipar la ignorancia, la cual le es de suma utilidad para el nuevo gobierno. En realidad, terminar con la ignorancia nos sirve para acabar  con el egoísmo, los perjuicios, la sospecha, la envidia y el antagonismo en todas las esferas: en los negocios, en las profesiones, en las artes, en la política, en la religión, en los hogares y en el país.

Cultura no es haber leído muchos libros,  Eso no hace mejores médicos, mejores ingenieros, mejores abogados y muchos menos mejores políticos o mejores líderes.

El mucho leer y poco pensar no nutre la mente. Es, como tratar de desarrollar el cuerpo con mucho comer y hacer poco ejercicio. El que nada más recuerda lo que ha leído y todo lo recibe como verdad, es solamente un tonto semi instruido. Nunca aceptemos como verdad todo lo que leemos. Por muchos doctorados, maestrías, o diplomados que tengamos.

Leer libros es todo un placer, pero a menos que hagamos que lo que leemos resulte de utilidad para nuestros semejantes, no le sirve de mucho a la sociedad. Es muy importante hacer algo con lo que aprendimos con la lectura, pues el progreso humano depende del desarrollo del cerebro por medio del conocimiento.

Ser culto es tener consciencia, es saber pensar, escuchar, sentir y ver la importancia de reconocer y cumplir nuestras obligaciones para con la sociedad, para el país y no atenernos a ver cuántos de los regalos prometidos serán entregados sin arruinar la nación.

Si se quiere en realidad una verdadera reforma social, lo primero que se necesita es educar a la gente, pero no educarla al criterio, creencias y mala fe de un gobierno narco y satánico. Necesitamos conocimientos, principios universales y una mentalidad más allá de las creencias de asesores que nos pueden llevar al irrespeto o asesinatos de los ciudadanos o a al irrespeto e inflaciones de  millones por ciento.

La verdadera educación, la esperanza del mundo, es la que adquirimos por la experiencia, por los caminos que recorremos, la fuerza que desarrollamos con lo que sabemos, y sobre todo, con el servicio que prestamos con la instrucción recibida.