Por
Mario Góngora H.
El carácter, la experiencia, la actitud y el sentido común cuentan más que un doctorado, una maestría o una licenciatura en el “servicio público”. El elemento humano sigue siendo la influencia dominante en todas las actividades industriales, comerciales y sobre todo, políticas.
Los políticos se consideran con tanto poder que no tienen necesidad de trabajar (aunque ellos dicen que se mantienen muy ocupados) por encontrarse en puestos importantes. Nos hace recordar un hombre que habiéndose enriquecido de la noche a la mañana, compró bajo presión ranchos con todo y gallinas, vacas y todo; abrió bancos con el dinero de la venta de autos usados. Alguien le preguntó si sus gallinas ponían huevos y contestó despreciativamente: ‘Pueden poner pero no lo necesitan, porque somos ricos…”
La mina más rica e inagotable, el gobierno, solo se encuentra en la mentalidad y en los sueños de los políticos codiciosos que desafortunadamente fueron puestos ahí por la ignorancia e interés de los aduladores, y los que esperan ser tomados en cuenta para también formar parte de las filas de los actuales saqueadores.
La prosperidad del pueblo depende más que de la fertilidad del campo, de que el gobernante se dedique realmente a preocuparse por los que se supone debe gobernar. El poder no es para poder robar.
Necesitamos urgentemente independencia de pensamiento y también hermandad de espíritu en vez de mentalidad de deficiente mental. El estado y el país solo pueden florecer con la cooperación mutua. ¿Será posible, para desterrar de la historia del país a los partidos más corruptos, el avanzar juntos aunque varíe nuestro modo de pensar y modo de ser?
Nuestras aspiraciones y esperanzas dependerán de lo que decidamos pensar, y de esto depende también lo que podamos realizar. El optimismo debe prevalecer. El idealismo ha hecho más por el avance de los pueblos que toda la lógica junta. Es lo ideal lo que produce lo real. Todo lo más valioso de la vida es producto de las energías de la mente y del corazón. ¿Podemos volver realidad el deseo de lo que ha de mejorar el mundo en que vivimos? Los ideales dan vida a toda causa desinteresada….pero ¿quién en el mundo político o independiente, lucha en realidad por una causa desinteresadamente?
Todos debemos tener sueños compensadores que nos alienten a vivir para poderlos realizar. Sin ellos no tendríamos motivación alguna. Si dejamos de tenerlos seríamos como animales irracionales.
El elemento humano que debe estar en política debe primero pensar en los demás antes de pensar en él. Luego, el entusiasmo por crear y lograr se hace necesario. Y más que inteligencia emocional, debe poseer inteligencia sentimental, la que es a largo plazo. No hay conciencia si no hay sentimiento. Rebelémonos solo contra la arrogancia, la codicia; y contra el poder utilizado en beneficio propio
